miércoles, 29 de julio de 2009

2666

La vida se desenvuelve en un sin número de visiones como la cueva de Platón, después de leer la primera parte de esta aventura novelada (como todo en Bolaño) me veo inquieta por las vicisitudes de los protagonistas. Norton se bifurca en dos compañias inevitablemente atractivas, ambos poseen el espíritu contrariado de caballos desembocados a la caza de un escritor, Beno Von Archimboldi. Todo esta quieto luego de la primera parte. Que conexiones intermitentes habrán en el universo, me parece estar en una calle vasta con una proyección de farolas encendidas y alguna canción tarareada. Hoy hay insomnio la sensación es igual al del italiano protagonista subido en su silla de ruedas intentando demostrar que su estado no se parece en nada al del pintor/mediocre que se amputa una mano por dinero, no su estado tiene que ver con las ganas de conquistar el mundo aún en la silla de ruedas desaparecerse un día y dormir con la mujer que quiere, comprar el libro añorado, beber el café, etc. alejado de todo más cerca de sí.

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